ABSTRACCIÓN POLÍTICA: Alito; el dirigente de un imperio en ruinas
Texro: Yahir Flores Hdez.
Creyéndose imperecedero, rebasado por aquellos vicios, de los que fue incapaz de desprenderse, y gradualmente se volvieron incosteables, el PRI emprendió con disimulo el sendero de las malas decisiones, la sucesión de desaciertos que, con la meticulosidad y ahínco de Miguel Ángel con el David, moldeó el autosabotaje que lo tiene en su actual situación; «Sin timón y en delirio», extraviado, famélico, vadeando la ruina, con la percepción alterada; reducido a una ridícula caricatura de sí mismo.
Alito se aferra al poder en el crepúsculo de su existencia política, acaso por la nostalgia de contemplar el tiránico imperio del PRI en ruinas, o tal vez, para negarse a sí mismo que, ensimismado en su furia contra AMLO, nunca se ocupó en armar un proyecto de nación contrapuesto a la 4T. Emulando el autoritarismo del viejo régimen, Alejandro Moreno Cárdenas modificó los estatutos de su partido para reelegirse hasta 2032. Beltrones, Chong y Nuño berrean que no fue un proceso democrático, ¿Cuando hubo democracia en los procesos internos del PRI? Si ellos son los padres del «Dedazo». ¿Alito actúa como casique? En efecto, los señalamientos de Beltrones, Chong y Nuño tienen sustento, pero emergen más de la envidia, que de un compromiso genuino con la democracia.
Entonces, ¿Por qué la resiliencia de Alito en su ocaso? Mi instinto como reportero novato, con bagaje en vicios, evasión y obsesiones incosteables, mismos elementos que precipitaron la ruina priísta, me dicta que lo hace por algo que resulta más trivial; anémica voracidad. El PRI perecerá, Alito lo entiende, pero aferrado como toxicómano a su droga, procura exprimir hasta el último resquicio de aquel éxtasis que le provoca saberse al margen de lo ético, la moral y por encima de la Ley. Sólo que en México quienes ahora están al margen de lo ético, la moral y por encima de la Ley, son la horda conformada por AMLO y sus secuaces.
El PRI perecerá, y disociados pretenden evadir las consecuencias de saciar su insaciable saciedad, hasta donde la impunidad se los permita, postergan el instante en que habrán de azotar de un golpe seco contra la tierra y desmoronarse como si fueran un montón de piedras, como el cacique y padre de todos en Comala, don Pedro Páramo…