Guerrero

“Minería de muerte”: Carrizalillo enfrenta cáncer, malformaciones y abandono tras 18 años de oro tóxico

Habitantes de ese ejido de Eduardo Neri, denuncian graves afectaciones a la salud tras casi dos décadas de actividad minera por parte de la empresa canadiense Equinox Gold

La comunidad enfrenta enfermedades respiratorias, cáncer, malformaciones genéticas y falta de recursos médicos desde el cierre de operaciones en marzo de 2025

Texto: Yener Santos / Reportaje Especial

Eduardo Neri, Gro., 24 de junio de 2025.— A 18 años del inicio de la explotación minera en el poblado de Carrizalillo, municipio de Eduardo Neri, los habitantes enfrentan una crisis de salud pública atribuida a la exposición prolongada a sustancias tóxicas utilizadas por la empresa canadiense Equinox Gold.

La minera inició operaciones en 2007 tras alcanzar un acuerdo económico con campesinos del ejido, para explotar 970 hectáreas en búsqueda de oro y otros minerales. Tres años más tarde, en 2010, se reportó la primera muerte relacionada con esta actividad: Sofía López Peña, ex trabajadora de limpieza en la empresa, falleció a los 35 años, presuntamente por efectos de sustancias tóxicas liberadas en la operación a cielo abierto.

La doctora Nancy Olivia, responsable de la casa de salud comunitaria de Carrizalillo, advierte que las enfermedades más frecuentes entre la población son respiratorias, con síntomas persistentes como tos y gripe que se prolongan por semanas. También ha detectado en niños y adolescentes afecciones cutáneas, anemia, problemas respiratorios, síndrome de Down y malformaciones genéticas.

En adultos, las afectaciones son aún más graves. Según la doctora Olivia, desde hace al menos una década se han incrementado los casos de cáncer, leucemia y embarazos prematuros. En lo que va de 2025, ya se han registrado tres muertes por cáncer, la más reciente el pasado 17 de junio por cáncer pulmonar.

Tras el cierre definitivo de la mina el 31 de marzo, la clínica comunitaria —que atiende de 10 a 20 personas al día— dejó de recibir un apoyo mensual aproximado de 200 mil pesos. Esto ha reducido drásticamente la disponibilidad de medicamentos, cuya adquisición resulta inalcanzable para muchas familias, ya que los tratamientos pueden costar entre 600 y 11 mil pesos.

El presidente del comisariado ejidal, José Luis Rodríguez, aseguró que con los ahorros del ejido podrían sostener la clínica durante un año, incluyendo sueldos de personal médico y administrativo, así como la compra de medicinas. Sin embargo, la doctora Olivia discrepa: estima que los recursos sólo alcanzarían para seis meses debido al alto costo de insumos y tratamientos especializados.

La mayoría de los habitantes coinciden en que las enfermedades que enfrentan están relacionadas con la actividad minera que se desarrolló a solo tres kilómetros del centro del pueblo, aunque pocos se atreven a declarar públicamente.

Entre los testimonios que sí han salido a la luz, está el de Iris Valdez, madre de tres menores. Su hija Guadalupe padece anemia hemolítica desde su nacimiento. Iris relaciona esta enfermedad con el hecho de que su esposo trabajó durante más de cinco años en el área subterránea de Equinox Gold. Actualmente, tras la finalización de su contrato, la familia se encuentra sin seguro médico.

Otro caso es el de la señora Peña, cuyo hijo menor, de tres años, nació con síndrome de Down, presión pulmonar y posibles afecciones tiroideas, pese a haber recibido control prenatal completo. Al igual que Iris, atribuye la condición de su hijo a la exposición de su esposo al cianuro, uno de los compuestos utilizados por la minera.

Estos son apenas dos ejemplos entre decenas de historias similares que se repiten en Carrizalillo. La comunidad vive hoy las consecuencias de una actividad minera que, si bien ofreció ingresos temporales, dejó una huella profunda de enfermedad, incertidumbre y abandono.

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