Enfermeras del programa de vacunación exigen la destitución de su coordinadora por malos tratos
Más de 30 trabajadoras del sector salud de municipios de la zona Centro de Guerrero tomaron las oficinas de la Jurisdicción Sanitaria 03 en Chilpancingo
Denuncian abusos de autoridad, hostigamiento laboral y omisiones por parte de las autoridades de salud, quienes han ignorado las quejas contra la actual encargada del programa de vacunación, Dominga Ortiz
Texto: Yener de los Santos
Fotografía: Hilda Perales
Chilpancingo de los Bravo, Gro., 06 de junio de 2025.- Una treintena de enfermeras del Programa Nacional de Vacunación, provenientes de diversos municipios de la zona Centro de Guerrero, se manifestaron la mañana de este viernes en las instalaciones de la Jurisdicción Sanitaria 03 de la Secretaría de Salud en Chilpancingo, para exigir la destitución de Dominga Ortiz, actual responsable del programa, a quien acusan de maltratos, hostigamiento y negligencia administrativa.
Las trabajadoras de la salud, originarias de municipios como Mochitlán, Tixtla, Chilapa, Mártir de Cuilapan, Eduardo Neri y la propia capital, Chilpancingo, tomaron el edificio ubicado en la Alameda Central desde temprana hora, bloqueando el acceso principal y solicitando una audiencia con las autoridades sanitarias para denunciar formalmente la conducta de Ortiz.
Una de las manifestantes explicó que desde hace más de dos años y medio, Ortiz fue impuesta como titular del programa sin tomar en cuenta la opinión del personal operativo. Desde entonces, señalaron, ha mantenido una actitud autoritaria, con prácticas que rayan en el abuso de poder y que han deteriorado el ambiente laboral.
“Lo que queremos es respeto, un trato digno, y que se escuchen nuestras quejas. Hemos presentado reportes y solicitudes para que se investigue su conducta, pero nadie nos ha escuchado. La situación ya no es sostenible”, expresó una de las enfermeras en entrevista.
Las inconformes acusan a la Jurisdicción Sanitaria de encubrir las acciones de Ortiz y de ignorar reiteradamente las denuncias interpuestas, lo que ha generado un clima de impunidad y desconfianza institucional.
La protesta comenzó alrededor de las ocho de la mañana. Hacia las nueve, una comisión de enfermeras ingresó al edificio para sostener una reunión con personal del área jurídica de la Secretaría de Salud y con funcionarios responsables de la jurisdicción. Las trabajadoras insisten en que no levantarán la protesta hasta obtener compromisos firmes para el relevo en la coordinación del programa de vacunación.
Este caso refleja una preocupante normalización del autoritarismo institucional dentro del sector salud en Guerrero. La falta de mecanismos eficaces para atender denuncias internas, sumada a la renuencia de las autoridades a intervenir, revela una estructura anquilosada que prioriza el control jerárquico por encima del bienestar del personal. La salud pública comienza por el respeto a quienes la sostienen. Ignorar sus voces es debilitar aún más un sistema ya precario.