Política

Antes de la noche de Iguala acordamos una «pozolada» con los jóvenes de Ayotzinapa: Aguirre

El general Salgado Luqueño le llamó para decirle que los jóvenes estaban bien, asegura el exgobernador

Texto: Jorge Balvanera 

Chilpancingo de los Bravo, Gro., 26 de marzo de 2025.- El ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, aseguró que sólo unos días antes de la fatídica noche de Iguala, habían acordado una «pozolada» en Casa Guerrero. «Hacerlos desaparecer sería como hacerme un harakiri», afirmó el ex mandatario al revelar nuevos detalles sobre aquel trágico evento.

En entrevista, Aguirre Rivero dio a conocer que, dos días después de los lamentables hechos ocurridos en Iguala en 2014, donde desaparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos “Ayotzinapa”, el general Salgado Luqueño le llamó por teléfono para decirle que «no se preocupara», asegurándole que los jóvenes se encontraban a salvo en el interior de la escuela.

Ángel Aguirre enfatizó que su gobierno siempre buscó mantener un diálogo cordial con los estudiantes de Ayotzinapa. Recordó el apoyo brindado durante su administración, como la entrega de un autobús, una tortillería, uniformes, computadoras y la reconstrucción de dos de sus edificios. «La mayor inversión que se ha hecho en Ayotzinapa se realizó en mi gobierno», señaló, considerando sin sentido y sin sustento las acusaciones en su contra que lo vinculan con la desaparición de los 43 normalistas.

El exgobernador destacó que todos sus esfuerzos estaban orientados a tener una relación cordial y respetuosa con los jóvenes de Ayotzinapa. «Antes de que sucedieran los hechos, habíamos acordado que todos los jóvenes asistirían a una pozolada en Casa Guerrero», afirmó.

Aguirre también informó que ha declarado varias veces ante la Fiscalía General de la República sobre el caso, incluyendo la llamada que recibió del general Salgado Luqueño. Según relató, «Dos días después de estos lamentables hechos, el militar de mayor jerarquía en ese momento me llamó para decirme que no debía preocuparme, que los jóvenes de Ayotzinapa estaban dentro de las instalaciones de la escuela. Que tenían a un infiltrado y que los muchachos estaban a salvo».

El exmandatario dijo que, hasta el día de hoy, no entiende el propósito de esa llamada: «No comprendo por qué el general Salgado Luqueño me dio esa información. Me dijo: ‘Señor gobernador, esté usted tranquilo, los muchachos están en las instalaciones de Ayotzinapa’. Es algo que aún hoy genera muchas suspicacias».

Otro detalle revelado por Aguirre fue que, la noche de los hechos en Iguala, ordenó desarmar a la policía municipal y solicitó apoyo al Batallón del Ejército porque el gobierno estatal no contaba con las condiciones para hacerlo.

Sin embargo, dijo que el apoyo fue negado. «Nos negaron las instalaciones del Batallón para llevar a cabo esta acción de desarme de la policía municipal de Iguala y de su brazo armado, los famosos ‘bélicos’», indicó.

Además, denunció irregularidades en los protocolos de información, señalando que el C-4 no le informó en tiempo real sobre lo que estaba ocurriendo esa noche en Iguala. «El C-4, que era operado por el Ejército, nunca me transmitió ningún reporte ni información en tiempo real. Esto también lo declaré ante la Fiscalía General de la República», señaló. Aguirre.

El ex gobernador confía en que algún día se sepa quién ordenó la desaparición de los 43 estudiantes y dónde se encuentran. «Si hay tantas detenciones, creo que muchos de los que están en la cárcel deben saber exactamente a dónde los llevaron», declaró.

Finalmente, cuando se le preguntó si a 11 años del caso Ayotzinapa esta tragedia sigue siendo una carga política para él, respondió:

«Por supuesto que sí, ha sido una losa muy pesada para mí y para mi familia. He acudido tres o cuatro veces a declarar ante la Fiscalía Especial para el caso Ayotzinapa y seguiré haciéndolo cuantas veces sea necesario.

Pero quiero dejar algo claro: no se me ha encontrado absolutamente nada. No tengo ninguna línea de investigación en mi contra».

Aguirre concluyó asegurando que nunca participó en la construcción de la llamada «verdad histórica» ni en la desaparición de los jóvenes.

«Al contrario, yo quería que aparecieran. Hacerlos desaparecer habría sido como hacerme el harakiri, porque mi gobierno caminaba muy bien.

Desaparecer a esos muchachos habría sido como propiciar que a mi gobierno le fuera mal, cuando estábamos avanzando y realizando obras en todo el estado», finalizó.

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